Son los años 70. Una niña camina durante 40 minutos por los duros, remotos, impresionantes e íntimos paisajes de Islandia, de ida y vuelta al colegio. Para acompañar su viaje, canta. Naturaleza y música se funden, y esa línea que solemos trazar para dividirlas se desvanece, porque al final ambas cosas son lo mismo.
Esa niña es Björk Guðmundsdóttir, conocida simplemente como Björk, cantante, compositora, multiinstrumentista, actriz y escritora islandesa, aunque todas las categorías le quedan chicas, porque es sin duda una de las artistas más vanguardistas del siglo XXI. Su vida creativa ha sido un viaje en barco, y en cada puerto, en cada disco, nace nuevamente.
La editorial Planeta Sostenible publicó en noviembre de 2021 el libro “Históricas: Mujeres que cuentan”, que ofrece una mirada libre sobre 17 mujeres que cambiaron el mundo. Una de ellas es Björk. El texto se llama “Nacimiento” fue creado por la escritora Susana Flores, quien descubre un personaje que pareciera renacer constantemente y ve el mundo con ojos de niña, pero con una sabiduría antigua.
“Ella está parada en el mundo como una criatura, medio humana, medio animal, medio vegetal, medio cósmica, y podría seguir. Sus creaciones musicales, que han sido consideradas geniales y disruptivas, comienzan con un fundirse con la naturaleza y todo lo que nos rodea muchísimo más allá de lo que las personas comunes podemos percibir”, cuenta la autora.
Esta semana Björk se presentará en el Festival Primavera Sound Santiago 2022, durante la jornada del 13 de noviembre, acompañada por la Fundación Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile (FOJI), por lo que es un buen momento para relevar su figura, pero por sobre todo su relación con la ciencia, la naturaleza y la tecnología, y cómo logró catalizar esos tres conceptos en un registro musical.
Björk para una ssión de fotos en Scene 360
En 2011 Björk se embarcó en el proyecto más ambicioso de su carrera, que redefiniría el concepto de álbum. El resultado fue “Biophilia”, un proyecto en el que niños y niñas de todas partes del mundo experimentan y aprenden a través de la música, la ciencia y las nuevas tecnologías, porque está disponible tanto en el formato clásico como en un paquete de aplicaciones especialmente diseñadas.
Es un espectáculo interactivo de naturaleza y ciencia de grandes proporciones tecnológicas, creando finalmente una obra que es parte de un proyecto multimedia. “Biophilia” ya tiene 11 años, sin embargo, es más actual que nunca, en tiempos en que nos encontramos al borde de un momento crucial de la humanidad, parados en el límite entre la desesperanza y una revolución que busca reunir a los humanos con la naturaleza, entendida en toda su vastedad, desde los confines del sistema solar hasta el mundo interior de las células. Björk cambia la forma en que vemos, oímos, pensamos y creamos música.
Una manera de entenderlo es pensar en ella como un cristal. Tanto la música como los cristales crecen de similarmente, y es que las matemáticas comparten su gestación. La base numérica que yace en el corazón de estos cristales es el mismo que yace en el corazón de sus canciones. Desde lo microscópico a lo galáctico, nuestro universo se compone de patrones.
La cantante explora la ciencia del sonido y la creación de nuevas formas de hacer música, buscando usar la naturaleza y la tecnología para ayudarnos a comprender estructuras musicales en una nueva forma revolucionaria, una forma más natural e intuitiva de hacer música.
Para crear “Biophilia” trabajó con algunas de las mentes más brillantes, como el artista interactivo Scott Snibbe, con quien creó una aplicación para cada canción del disco, que llevan lo cotidiano de la música, esa que está en el oído de cualquier transeúnte, a la ejecución y creación de una pieza, pero más desde la intuición que desde la academia.
Es el caso de Mutual Core (Núcleo Mutuo en español), una de las canciones del disco y a la vez aplicación táctil parecida a un acordeón, pero que trata sobre acordes, representados en diferentes tipos de suelos de manera que acercándolos o uniéndolos cambia la tensión de la melodía, tal como las placas tectónicas alteran la superficie del planeta. A la vez, la letra de la canción es una metáfora de las relaciones humanas, comparada con la estructura interna de la Tierra. O Thunderbolt, otra app en se dibujan relámpagos para enseñar arpegios o cambiar el tempo musical. La tecnología al servicio del arte.
Imagen del videoclip "Mutual Core", de Björk
Una de las grandes inspiraciones de Björk para crear este disco fue Oliver Sacks, famoso neurólogo, quien releva desde su disciplina algo sobre esta relación entre ciencia y música: “La música da una oportunidad que ninguna otra cosa entrega. Puede proporcionar formas peculiares de sentir emociones y placer, estados mentales y físicos. Activa múltiples funciones cerebrales y las unifica: el área de las órdenes, las motoras, la visual, se encienden en la mente: La música puede hacer esto, aún más que el lenguaje; y produce un recableado del cerebro. Puede afectarnos de formas mucho más profundas que las discursivas; expresa lo que el lenguaje no puede”.
Bjork es además es una investigadora y exploradora, de cierta forma una científica; en busca de encontrar la forma de visualizar los sonidos para que los podamos comprender. Lo observa todo, se adentra en el mundo, en los micromundos y en los mundos lejanos, para brindarle a su música verdadera esencia y significado. Y es que como ella misma declaró en alguna oportunidad: “la música es un hermoso catalizador entre la realidad, el mundo interno y externo”.
"Nacimiento", texto inspirado en Bjork de la autora Susana Flores. Gentileza Editorial Planeta Sostenible.