En septiembre de este año el MIM inició un nuevo modelo de relación con las y los visitantes, a través de la creación de la Escuela Taller de Mediación, que tiene por objetivo formar a jóvenes profesionales recién egresados, en estrategias de mediación entre el público y los módulos interactivos; generando conexiones y relatos entre los contenidos del museo y la comunidad.
Una de las grandes misiones de este nuevo rol de mediador o mediadora es motivar y enriquecer la experiencia de los distintos públicos que visitan el MIM, por medio de distintas herramientas. Una de ellas, y quizás la más clave, es la de generar espacios de diálogo, que permitan el intercambio y construcción compartida de conocimientos.
El mediador o mediadora no es solo quien explica un módulo, sino que también es el que te motiva a que interactúes, a que des tu opinión y que construyas una nueva experiencia y conocimiento
La conversación, actividad humana por naturaleza, permite invitar a la imaginación y a incentivar la curiosidad mediante preguntas, sin necesidad de poseer experiencias previas o conocimientos, siendo una estrategia democratizante y respetuosa con las diversidades.
“Tienen el rol de entablar un diálogo, un estar presente, para que se generen estos espacios de sentirse invitados a interactuar y a establecer relaciones entre la ciencia y el arte; por tanto, no es solo quien explica un módulo, sino que también es el que te motiva a que interactúes, a que des tu opinión y que construyas una nueva experiencia y conocimiento”, comenta Valeria Vera, directora de Educación del MIM.
El mediador además representa la presencia humana cálida y cercana, que orienta, que despeja dudas, invita a descubrir, a experimentar y a generar relaciones y comprensiones de fenómenos científicos, ideas, conceptos artísticos o relaciones en arte y ciencia. Pero que también entrega la posibilidad al visitante hacerse parte de los temas críticos para la sociedad, partiendo de la premisa de que todas las opiniones cuentan.
La Escuela de Mediación cuenta con un grupo de jóvenes recién egresados de distintas especialidades del mundo del arte, pedagogía o ciencia, que tienen la posibilidad de especializarse en el MIM durante un año, para luego dar paso a un siguiente grupo humano.
Durante este período de tiempo aprenderán sobre mediación desde la práctica y a través de proyectos, sobre aspectos fundamentales de cómo mediar con distintos tipos de público.
Tendrán además una formación general en museos, educación en museo, características de los visitantes, técnicas de manejo de voz, expresión corporal, temáticas vinculadas con la naturaleza, a las ciencias y las artes para que desde ese horizonte curatorial puedan desarrollar sus proyectos de trabajo en mediación.
Esta escuela considera también a profesionales del área de Educación del Museo, que también complementarán su formación en este proceso como base del equipo de Mediación del MIM.
Si bien existen otras iniciativas de formación de mediadores en otros espacios culturales, lo que diferencia a la Escuela del MIM es que están viviendo la experiencia de mediación constantemente, que surge desde la práctica, resultando muy completa y rigurosa, ya que están constantemente lidiando con distintas situaciones y en interacción con los distintos públicos, que tienen características tremendamente diversas.
“Se van generando distintas instancias de mediación y esa diversidad y riqueza de estos escenarios diversos es lo que otorga a nuestra escuela de mediación un carácter muy especial, teniendo como resultado que desde el propio trabajo de mediador se genera un proceso de aprendizaje”, concluye Valeria Vera.