Hidroscopía nota Nueva exposición Hidroscopía Loa (cu): Escuchando al río más largo (y contaminado) de Chile keyboard_arrow_left Volver
Nueva exposición Hidroscopía Loa (cu): Escuchando al río más largo (y contaminado) de Chile

La exposición “Hidroscopia / Loa (cu)” de la artista Claudia González, fue inaugurada este viernes 3 de noviembre en la Sala de Exposiciones Temporales del Museo Interactivo Mirador (MIM), para que estudiantes, profesores y familias puedan interiorizarse desde las estrategias del arte y la ciencia, en torno a la observación geográfica, crítica y poética de los cursos fluviales en Chile, y en específico, del río Loa, el más largo y contaminado de Chile.

Esta muestra forma parte de una serie de trabajos realizados por Claudia González en torno al territorio y geografías afectadas por el modelo económico extractivista y la sobreexplotación de recursos naturales.

En Hidroscopía Loa (cu) la artista invita, por medio de una instalación, una proyección, una serie grabados, un video testimonial y objetos recolectados, a poner atención a este río dekl norte de nuestro país.

Esta exploración, investigación y proceso creativo se alimenta de dos caminos, fundiendo datos de monitoreo medioambiental levantados a lo largo de 17 años, con una experiencia de expedición, en la que la artista reunió muestras de agua, objetos y relatos de comunidades que viven junto al río.

“Me parece súper positivo que haya propuestas de montajes de obras de arte contemporáneo en este museo, es maravilloso poder mezclar las propuestas exhibitivas desde el punto de vista de lo interactivo, que ya parte de la cultura del público del MIM, y que puedan tener otras aproximaciones, otra manera de comunicar, de entender el arte. Porque hay otras maneras de estimular al público, que puede entregar su retroalimentación; esa interacción no necesariamente es física, puede ser sensitiva o desde la reflexión”, comentó la artista Claudia González.

Claudia González en el proceso de montaje de Hidroscopía Loa (cu) en la Sala de Exposiciones temporales del MIM

 

Quienes recorran la instalación se encontrarán con una maquinaria donde convergen y dialogan el agua, el cobre y la electricidad, que nos presenta una nueva forma de observar el flujo de agua, entregando una configuración poética y crítica de la geografía del rio y su territorio, que invita a reflexionar sobre el impacto de la explotación industrial sobre el río y su biodiversidad.

El agua del Loa es capturada, medida y puesta en movimiento por la artista, utilizando para ello mecanismos electrónicos. Vuelve a fluir, esta vez deambulando por estructuras tubulares, bateas y placas metálicas dispuestas en el museo. Así, estos procedimientos evidencian materialmente los estados del agua y, a su vez, revelan una maquinaria poética que, a través de cableados y amplificadores, hacen audibles sus sonidos que, como todo en el mundo natural, van cambiando sutilmente.

“Es muy relevante que las familias y estudiantes que nos visitan puedan conocer esta obra que se basa en una investigación muy profunda y en terreno, con comunidades en el territorio donde la artista ha investigado, y que se ha centrado en analizar los contextos en el impacto de la gran minería impacta sobre los ríos y las comunidades. Entonces en esta exposición hay una intensidad e investigación profunda, junto con otros elementos que la hacen muy interesante de recorrer, de observar, pero también de pensar y reflexionar”, destacó Simón Pérez, director de Contenidos del Centro Interactivo de los Conocimientos –MIM.

 

Estación editorial

La obra de la artista Claudia González, nos invita a descubrir el camino del rio Loa en el norte de nuestro país mediante una instalación que simboliza el cauce y ante la cual somos capaces de reflexionar en torno al territorio, a los minerales y a la vida que lo acompaña, tomando conciencia a la vez de la fragilidad de nuestro patrimonio fluvial.

En este contexto en que el agua y sus características se convierten en la obra, nos preguntamos ¿puede este elemento ser instrumento de creación artística? De esta manera, la invitación es a mirar el agua desde una perspectiva nueva: como tema de una propuesta artística, como instrumento y materialidad de una obra, y por sobretodo como modelo a representar.

Es por ello que en la sala se instaló una Estación Editorial, para invitar a las y los visitantes a descubrir bajo una lupa el agua y la vida que contiene, para luego utilizarla como herramienta dentro de un gotario, en vez de pincel, en la creación de una composición personal e irrepetible, con una de las técnicas de grabado más antiguas: el monotipo.

En esta estación podrán también intervenir un fanzine que cita y reproduce algunas obras de la exhibición.

En tanto, en los muros de la sala se instalaron diez grabados láser enmarcados, cuyas imágenes se obtuvieron con un microscopio.

"Si el río se queda sin agua ¿sigue siendo un río?". Es la pregunta que se hace el fanzine que pueden obtener en la Estación Editorial al visitar la muestra.

Una máquina. Un río.

La pieza central de la instalación se compone por seis estructuras andamio de madera, interconectadas entre sí por canaletas y bateas de cobre a través de las cuales circula el agua recolectada en la salida a terreno. El recorrido del agua es controlado por siete bombas de agua a través de un circuito electrónico automatizado con Arduino.

En cada estructura de madera se distribuye de manera vertical descendente una bomba de agua, un embudo de cobre, una placa de cobre impresa con el mapa del río Loa, geolocalizada la ubicación exacta, un dispositivo electrónico, una batea de cobre y una canaleta, también de cobre, que conecta el agua hacia otra estructura de madera.

El funcionamiento coordinado de toda la instalación está determinado por datos de cantidad de agua del río, obtenidos anual y mensualmente por estaciones de monitoreo. De acuerdo a estos datos se activan las bombas de agua de manera que cada una tendrá diferentes tiempos en el flujo del agua.

Al activarse la bomba de agua, el agua cae al embudo y luego continúa por la placa impresa de cobre, en la cual se mide la resistencia eléctrica del agua. Esta información se muestra en cada estructura, mediante un panel de segmentos numéricos de luces led.

El flujo del agua que circula en cada estructura, desde la bomba de agua hasta la batea de cobre, a través de una canaleta de cobre llega hacia la batea de la estructura siguiente. Este recorrido eleva el agua hacia una batea de cobre colectora para redistribuir nuevamente el agua a las bombas y así repetir el ciclo.

Los datos de monitoreo de calidad del agua son los que coordinan la apertura y cierre de las bombas de agua, teniendo una acción directa sobre los materiales de la obra. El agua en su recorrido por las estructuras de madera va modificando y transformando la superficie del grabado/mapa, generando oxidación y corrosión en el cobre. Este proceso genera una alteración física en la imagen del grabado, química en el agua y también electrónica ya que los dispositivos están en tiempo real sensando las propiedades electroquímicas del agua.