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Paulina Aldunce: una científica presidiendo el directorio de Fundación Tiempos Nuevos

El pasado martes 09 de mayo, se vivió un día histórico e importante en el MIM. Se realizó la ceremonia de cambio de presidencia del directorio de la Fundación Tiempos Nuevos, instancia en que la ex presidenta y Coordinadora Sociocultural, Irina Karamanos, junto al Ministro de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Jaime de Aguirre, dieron el pase para que la académica, investigadora y científica, Paulina Aldunce Ide, asumiera el cargo.

Todo fue muy rápido, el viernes recibió la propuesta y para el martes ya se encontraba asumiendo la presidencia de la fundación. Si bien, entre medio de risas nerviosas asegura que en un inicio se sintió asustada por el desafío que significa esta decisión, está muy contenta y agradecida. “Es un tremendo honor y una gran oportunidad”, asegura Aldunce, indicando que hay que ganarse los espacios, con trabajo, responsabilidad y escucha.

Por primera vez el directorio de Fundación Tiempos Nuevos será presidido por una mujer científica, con una larga y robusta experiencia en temas relacionados al museo, lo que conlleva una gran responsabilidad. Pero Aldunce tiene sus objetivos claros, apuntando a destacar la transdisciplinariedad entre ciencia, arte y cultura, en un contexto amplio como el del Centro Interactivo de los Conocimientos.

 

De la agronomía al cambio climático

Estudió agronomía en la Universidad de Chile, porque en esa época, era una de las carreras cercanas a la naturaleza y el amor por la naturaleza es algo que, afirma, siempre ha tenido. La vida, y su prolijo y constante trabajo, la han llevado a tener una sólida y larga trayectoria en torno a las ciencias ambientales, desastres naturales y cambio climático. Pero, ¿desde dónde surge este interés?

En su juventud, fue a ayudar como voluntaria a una población, producto de una tormenta que hubo en Santiago. Estuvo trabajando durante toda la tarde en espacios pequeños con suelos de barro, donde niños y adultos estaban mojados y con frío. Lugares donde las condiciones de vida eran difíciles. Y donde se manifiesta aún más la complejidad social que hay detrás de un desastre natural, o de origen socio natural, como lo son las lluvias extremas.

Esto la motivó a adentrarse en el tema de los desastres naturales, que paulatinamente fue derivando hacia el cambio climático. Después de estudiar agronomía, realizó un magíster en Gestión y Planificación Ambiental, seguido por un doctorado en Ciencias Sociales y Gestión de los Recursos Naturales. “Pero fue la complejidad y el ser testigo del sufrimiento de los desastres socio naturales, lo que a mí me marcó; y dije: si yo puedo contribuir en esto, voy a contribuir. Porque lo que vi, no se me olvidó nunca más”, dictamina la académica.

Paulina Aldunce es profesora titular de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile y directora del Departamento de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales Renovables. Es investigadora asociada del Centro de Ciencias del Clima y la Resiliencia, CR2, y del Programa de Reducción de Riesgos y Desastres de la Universidad de Chile. También es líder estratégica de la campaña, Race to Resilience (Carrera a la Resiliencia), que depende de la convención marco de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para el cambio climático.

Sus áreas de especialización son el cambio climático, visto desde una dimensión humana, desde lo nacional hasta lo internacional. La transformación en esta área es su punto principal, porque “es la adaptación transformacional para adaptarnos a los impactos del cambio climático”, explica.

También participó del sexto ciclo del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC) de la ONU, en el que se hicieron seis reportes. Paulina cuenta que participó en uno de ellos, que se basó en más de 34mil artículos científicos, ya que los autores líderes deben revisar toda la literatura que hay en torno al cambio climático. También explica que esos seis reportes se deben integrar en uno solo, llamado synthesis report (reporte síntesis).

En el synthesis report, Aldunce fue la única –y la primera- chilena participante. Un hecho importante, ya que ningún chileno había llegado hasta esa instancia. “Seremos unos 600 investigadores ambientales en el mundo, y de esos toman a 30 y nos dicen que integremos todo lo que salió del sexto ciclo, y que hagamos el synthesis report”, agregando que fue un tremendo y enriquecedor desafío en su carrera profesional.

 

Transdisciplina, ciencia y arte

Su rostro no es nuevo para los demás integrantes del directorio. El año pasado durante la presidencia de Irina Karamanos, recibió la invitación para formar parte de este. Destaca el espacio como uno lleno de aprendizaje, y como un punto de encuentro para distintas visiones y representantes de diferentes actores sociales. “Yo siento que Irina fue valiente en impulsar ideas, en abrir espacios y fue valiente y muy generosa en dejar la presidencia, para dar continuidad a la misma fundación”, añade.

El MIM es un lugar de convergencia para disciplinas de diferentes áreas, como la ciencia, el arte y la naturaleza. Aldunce asegura que “el arte es fundamental en la sociedad” y añade que “es una herramienta de comunicación y cohesión social, es promotor de la acción y convocador social (…)”. Hace hincapié en la importancia de articular el arte con otros ámbitos, como la ciencia; en trabajar a la par entre arte y ciencia, “como una forma de ver la vida”.

Bajo su visión, la transdisciplinariedad es un punto de encuentro entre actores que trabajan en arte y ciencia, una integración que reconoce que hay distintos tipos de conocimiento. “Nosotros como científicos no tenemos la respuesta a la sostenibilidad. (…) No podemos avanzar solos hacia enfrentar los desafíos actuales de la sociedad. La única manera de enfrentar esos desafíos es uniendo los conocimientos, integrando los conocimientos, trabajando juntos, co-construyendo”, determina Aldunce.

El arte no le es algo ajeno, ya que lo promueve desde todo su quehacer académico, de investigación y docencia. Actualmente, están en proceso de apertura de una línea de arte y cambio climático en el CR2. También trabaja con alumnos que se desempeñan en arte y ha participado en intervenciones comunitarias artísticas, a través de documentales y proyectos transmedia.

­En este último punto resaltan dos proyectos, “Comunicarte en Racconto” y “Marchigue 2050”, realizados con la comunidad de La Gloria y de Marchigue, ambas de la región de O’higgins. El primero es un proyecto de comunicación socioecológica orientado a transformar la experiencia en acción a través de la comunicación creativa. “Trabajamos con ellos en 2017 – 2018, por los incendios forestales (…) Hicimos documentales, un cortometraje, pintamos el bosque, tocamos música debajo del bosque”, recuerda con cariño Aldunce.

Mientras que “Marchigue 2050” es un proyecto de creación, que trabaja con todo lo relacionado al cambio climático y la sequía, principales problemáticas que afectan a la zona. Además, se proyecta hacia un futuro donde las personas de la comunidad sean los actores principales. El proyecto generó documentales, cortometrajes, making-off, un doblao’, entre otras cosas. “Todas estas cosas compartidas con la comunidad, vamos viendo los guiones de la película, ellos la actúan. (…) Entonces eso es lo transmedia, a través de distintos medios contamos una sola narrativa”, explica.

 

Principales lineamientos de su gestión

Si bien, cuenta que no ha tenido tiempo de ordenar sus ideas, Paulina Aldunce tiene un camino claro para el directorio. Para la académica, es fundamental el rol de la educación en la comprensión de las diferentes dimensiones del cambio climático. “Lo que pasa es que las personas, lamentablemente, no logran como sentir en más concreto qué es el cambio climático. Saben que es un cambio de temperatura, pero no saben cómo eso nos impacta o impacta al medioambiente”, detalla.

La educación es clave para que las personas entiendan por qué se produce el cambio climático, cuáles son sus causas y también para poder combatir esas causas. “Para que la gente se mueva en ser un actor para reducir los gases de efecto invernadero, como un actor para adaptarse a los impactos del cambio climático, tiene que entender cómo les impacta”, afirma Aldunce. Entonces, la educación tiene, también, el rol de comunicar los avances científicos y abordar esta temática de formas más concretas.

A esto suma el fortalecimiento del rol de niños, niñas y jóvenes en el mundo. Hacer que se re encanten consigo mismos, con el medioambiente y con la sociedad; “hacer que, en el fondo, ellos enfrenten los desafíos actuales, no desde la ansiedad, ni la eco ansiedad, sino que desde una forma más proactiva, constructiva y participativa”, señala.

Otro punto importante para Aldunce es la transdisciplina, entendida como la integración de distintos tipos de conocimiento; que acompañada de la investigación acción, genera un conocimiento basado en la co-construcción. Pero a raíz de un aprendizaje durante el proceso, “en el fondo que la comunidad con la que trabajas no aprenda cuando le vas a mandar un informe, o hagas un seminario con los resultados, sino que en el mismo proceso investigativo haya un aprendizaje recíproco, donde todos entregan conocimiento”, explica y añade que “en ese mismo proceso está el aprendizaje, la generación y apropiación de conocimientos, que, ojalá, se transformen en acción”.

Para la académica el Museo Interactivo Mirador es un museo único en Chile, que no debe estar alojado solo en Santiago; y que debe acoger la nueva definición de los museos, en la que se transforman en espacios de reflexión y conversación. Para ella, es importante continuar potenciando la conexión del museo con los territorios, continuar con el fortalecimiento del programa de itinerancias y seguir fomentando su rol promotor de transformación social y de transformación socioambiental, entre otras cosas.