Proyecto CyberSyn. Sala de operaciones o Opsroom.
Un 11 de octubre de 1972 se puso en marcha por primera y única vez, y en forma experimental, el proyecto Synco o Cybersyn (que deriva del acrónimo en inglés de sinergía + cibernética), una idea revolucionaria aún en nuestros tiempos, del gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, que buscaba usar la ciencia y la tecnología para tener un mayor control en las decisiones de la economía y de paso cumplir además con uno de sus grandes objetivos: democratizar la ciencia, la tecnología y el diseño, para ponerlos al servicio del pueblo.
El proyecto, que pretendía convertir a Chile en el primer gobierno cibernético de la historia, estaba encabezado por Fernando Flores, en ese entonces encargado de la Corfo, y el ingeniero Raúl Espejo; quienes recibían instrucciones del considerado padre de la cibernética, el británico Stafford Beer, que a su vez tenía fuertes influencias de los biólogos chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela.
La profesora asociada de ciencia, tecnología y sociedad del Massachusetts Institute of Technology, MIT, Eden Medina, narra en su libro “Revolucionarios Cibernéticos” algunos detalles interesantes del encuentro entre el famoso cibernetista y el presidente: “Allende, con formación de patólogo, inmediatamente captó la inspiración biológica detrás de modelo cibernético de Beer y con conocimiento asintió a lo largo de la explicación. Esta reacción dejó una gran impresión en el científico. “Le expliqué todo el maldito plan y todo el Modelo de Sistema Viable de una sola vez; nunca he trabajado con nadie que comprendiera ni una pizca de lo que estaba diciendo.”
El relato cuenta que una vez que Allende ganó una familiaridad con la mecánica del modelo de Beer, comenzó a reforzar los aspectos políticos del proyecto e insistió en que el sistema se comportase de una manera descentralizada, con participación de los obreros y antiburocrática. Cuando Beer alcanzó finalmente el nivel superior de la jerarquía del sistema, el lugar en el modelo que Beer había reservado para Allende, el presidente se echó hacia atrás en su silla y dijo: “Por fin, el pueblo.”
Presidente Salvador Allende y Stafford Beer
La Habana y Moscú trabajaban desde hacía ya un tiempo en proyectos computacionales para controlar la economía. Pero la apuesta chilena era radicalmente diferente. En vez de dotar de más poder a las jerarquías políticas del Partido Comunista, aquí se perseguía empoderar a los obreros para la toma de decisiones. Si allí no lograba solucionarse el problema era derivado, como última instancia, a la Sala de Operaciones ubicada en la capital.
Internet antes de Internet
Synco tendría una central en La Moneda y debía coordinar una serie de máquinas de teletipo (las mismas que se usaban para recibir las noticias en las radios y en la TV hace unas décadas atrás) y su finalidad era enviar información lo más rápido posible, similar a lo que ocurre con Internet; razón por la cual en muchos artículos se cita a este proyecto como “el Internet socialista”, tres años después de la primera y rudimentaria conexión entre los computadores de Stanford y UCLA, en 1969, que marcó el nacimiento de ARPANET, el precursor de la Word Wide Web.
El proyecto de la Unidad Popular demoró cerca de un año de construcción y la oficina central, que destacaba por su diseño futurista y su sala hexagonal llamada “Opsroom”, ideada por el diseñador y teórico alemán, Gui Bonsiepe, era una oficina parecida a la emblemática nave Enterprise de la serie Star Trek, transformándose con el tiempo en la imagen más icónica del proyecto. Y no es un dato menor, ya que muestra cómo el diseño utilizado de manera estratégica puede hacer el traspaso de la ciencia ficción a la ciencia real.
Contaba con siete sillas giratorias dispuestas en un círculo que tenían en su brazo derecho un dispositivo de control interactivo. A través de una combinación de sus botones, representados por figuras geométricas, activaban órdenes de proyección de las pantallas de la sala según los requerimientos de los usuarios, optimizando la comunicación interna y externa. Esta simplicidad demandaba un ejercicio de síntesis a los usuarios para poder manejar la información. En aquella época la mecanografía era una labor exclusiva de secretarias. Según Beer, había “que eliminar a la chica entre la máquina y el usuario”.
Aquí además se desplegaban una pantalla llamada Futuro (donde se mostraba un simulador de la economía chilena), pantallas de reportes de excepción en tiempo real y otra de Datafeed para la presentación de datos económicos actuales. De esta forma se buscaba generar análisis de los datos a gran escala en una red de comunicaciones entre empresas y el gobierno, algo no visto hasta ese entonces.
Recreación de una de las sillas de Cybersyn por al artista Georgios Cherouvim. "Cybersyn 1973/2023"
La arquitectura del Proyecto Synco
Pero Cybersyn era mucho más que la mentada sala. Fue pensado con una arquitectura de cuatro componentes: Cyberstride (central de procesamiento de datos), Cybernet (red de télex que conectó a las empresas con el computador central), Opsroom (sala de operaciones para el despliegue de información y la toma de decisiones desarrollada por INTEC), y Checo (para simular y proyectar la evolución de la economía chilena).
Cyberstride se desarrolló en la Empresa Nacional de Computación e Informática (ECOM) que había sido creada en 1968 para dar servicio a las instituciones del Estado y preparar personal especialista. “Nuestro amigo el computador” era uno de los tres computadores IBM/360 que disponía ECOM y que recibía datos y entregaba información a la subgerencia de CORFO, al comité sectorial de empresas, a la dirección de la empresa y a los trabajadores de la planta.
Esta sala de procesamiento “fue desarrollada siguiendo el modelo de sistemas viables de Beer, contemplando distintos niveles de integración y control (CORFO, comité sectorial, empresa). Cada nivel recibía la información de los indicadores pertinentes de una manera breve, comprensible y oportuna, eliminando la información irrelevante y alertando sobre los problemas y anormalidades en el momento y lugar adecuados”, explica Juan Álvarez, académico Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile.
Inicio y final de un sueño
Jorge Baradit, escritor chileno, comenta su libro de ficción “Synco”, donde relata esta increíble historia, que el proyecto estuvo listo para operar en agosto de 1973, sin embargo, se puso a prueba un año antes dada una coyuntura social. Un 11 de octubre ocurrió un evento imprevisto, un paro nacional de 50 mil camioneros que buscaban frenar algunas reformas gubernamentales.
A través de Synco, el gobierno coordinó, orientó y optimizó la producción en torno a los pocos camiones leales a las autoridades que había disponibles, lo que permitió amortiguar los efectos en la producción, el transporte y el abastecimiento. Posteriormente, en mayo de 1973, se consignó que ya estaban incorporadas a Synco un 26.7 % de las empresas del APS (Área de Propiedad Social) las que representaban un 55.3 % de las ventas.
“El funcionamiento del sistema de coordinación ya había sido probado durante el paro de camioneros, cuando solo 400 camiones leales al gobierno pudieron abastecer a Santiago coordinados por Synco, mientras más de 3.000 permanecían adheridos al paro. Sin duda un triunfo y una promesa tremenda”, agrega el Baradit en su investigación.
También satisfecho con su funcionamiento, Stafford Beer afirmó que la “comunicación es control”. La “Internet de Allende” funcionaba y estaba lista para su puesta en marcha. Sin embargo, el Golpe Militar del 11 de septiembre de 1973 significó su fin, el centro de control fue totalmente destruido y la innovadora idea que aplicaba la ciencia y la tecnología al servicio del Estado y de las personas quedó en nada, nunca se retomó, terminado así uno de los proyectos más avanzados e innovadores de la época en todo el planeta; y que por lo mismo, sigue siendo objeto de culto, de investigación y de inspiración artística.
Khipu-and-Cybersyn (Obra de Oscar Santillán)