






En este espacio podemos encontrar un ejemplo de bosque esclerófilo, uno de los variados ecosistemas que forman parte de la diversidad natural del Chile mediterráneo.

Nuestro país alberga una gran variedad de ecosistemas y especies adaptadas a diversas condiciones, incluso extremas, que constituyen parte fundamental de su identidad y patrimonio natural. Sin embargo, la creciente urbanización y la actividad humana han puesto en riesgo estos ecosistemas, especialmente en la ecorregión de Chile Central, reconocida como uno de los 36 hotspots de biodiversidad mundial.
En esta zona se encuentran ecosistemas únicos, como el bosque esclerófilo, los matorrales mediterráneos y una diversidad de especies endémicas de plantas y vertebrados. Todo ello es resultado de la geografía y el clima mediterráneo, que han generado un aislamiento geográfico y condiciones ambientales específicas que han favorecido la evolución de especies únicas, convirtiendo a esta región en un área de gran interés para la conservación.
El bosque esclerófilo chileno es un ecosistema característico de la zona central de nuestro país, especialmente entre las regiones de Coquimbo y del Maule. Se desarrolla en un clima mediterráneo, con inviernos lluviosos y veranos secos, lo que ha llevado a que sus especies vegetales evolucionen con adaptaciones particulares, como hojas duras y pequeñas para reducir la pérdida de agua. Entre sus especies más representativas se encuentran el quillay, el litre, el boldo y el peumo. Este tipo de bosque cumple un rol ecológico fundamental, al conservar suelos, regular el ciclo hídrico y albergar una rica biodiversidad.
