La semana pasada comenzó la segunda residencia artística en el Centro Interactivo de los Conocimientos (que incuba al MIM, el Bosque Adriana Hoffmann, el Museo Interactivo de la Astronomía, el Laboratorio de los Alimentos y el Taller de la Creación), la cual se enmarca en la alianza que establecimos con Centro Nave, y es uno de los compromisos del museo con el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
Se trata del proyecto AWA de la artista Javiera Peón-Veiga, quien junto a su equipo compuesto por Rodrigo Sobarzo, Antonia Peón-Veiga, Claudio Muñoz y Natalia Ramírez Püschel, aborda el agua como tema museográfico y a través de distintas escalas: desde el arte, la ciencia, la geografía, la geología e incluso la espiritualidad. Se trata de escuchar al agua y de pensarla y sentirla como un gran organismo vivo, que está cambiando de estado, circulando, transformándose.
“Escuchar al agua desde escalas subjetivas y entender que sus procesos en esas escalas son muy resonantes y que suceden los mismos procesos al interior del cuerpo humano, por ejemplo. Un glaciar en su desplazamiento y en su respiración va dejando marcas en el paisaje y va formando tejidos, así como en nuestro interior el agua también forma tejidos. Entonces estamos entrando en esa escucha del agua, en una diversidad de manifestaciones”, relata la artista escénica.
Javiera y el equipo de AWA han estado durante estos días en el MIM con el objetivo de cruzar su trabajo con todo lo que sucede dentro del museo, lo que también es parte del proceso creativo y de investigación; y que a la vez llevó a la activación de un dispositivo en torno al agua, con el que pueden interactuar las y los visitantes.
“Durante estos días nos hemos empapado de la dinámica del MIM, en la forma en que las personas habitan este espacio, lo que nos ha permitido diseñar estas experiencias prácticas, como laboratorios”, afirma Javier Peón-Veiga.
El “atrapanieblas” es una estación editorial donde pueden dejar sus mensajes, dibujos o reflexiones al agua, tras escuchar una cápsula sonora de la “camanchaca” (un tipo de neblina costera, muy copiosa, propia del norte de Chile) registrada en el Oasis de Niebla de Alto Patache, Estación UC Desierto de Atacama. Acá además hay un set de papeles con diversidad de mensajes que van desde data científica a especulación poética y preguntas que funcionan como motor del proyecto.
Mientras que en el parque se instalará un portal de vapor que activa agua pulverizada y en torno a eso se harán dos ejercicios: “cosechar” niebla entre dos personas por medio de un paño de raschel y también a través de un audioguía que permitirá vincularse con esa niebla, para generar un paisaje sonoro imaginativo y también de autocienciencia corporal, en relación a las aguas que nos circulan y circulan el planeta y sus sistemas hidrológicos.
“En nuestro proyecto trabajamos con el diseño de experiencias somáticas y sensibles, que movilizan preguntas que cruzan distintos ámbitos del conocimiento. Y ahí están las dimensiones científicas, terapéuticas, somáticas, ecológicas, y nos interesa mucho experimentar desde lo artístico, entendiendo que las experimentaciones en la ciencia y el arte buscan lo mismo. A través del ensayo y error vamos generando hipótesis, pruebas, que no intentan necesariamente responder preguntas, sino que abrir campos de imaginación y de sentido”, explica Javiera.