“Recuerdo la primera vez que vi a Marcos. Fue en 1989 y yo era alumno de primer año de la Escuela de Diseño. Una tarde estaba en mi lugar dibujando en la mesa y la puerta de la sala estaba abierta. Levanté la cabeza y frente a mi vista desfilaron algunas personas caminando junto a los estantes metálicos desvencijados tan característicos en los pasillos. Ahí lo vi. No olvidaré su garbo. Entonces decidí que debíamos ser amigos”.
Así relata Pablo Castro, diseñador y director de la feria IMPRESIONANTE, el día que conoció a Marcos Correa, multifacético creador nacional que lamentablemente falleció hace solo unos pocos días atrás, pero que dejó un legado que se traduce en la apertura de un camino en el arte transmedial en Chile.
Marcos, diseñador de profesión, fue un pionero en este tipo de expresión artística en que la obra se expresa a través de distintos medios tecnológicos y donde la experimentación y la interacción con el espectador se torna un elemento central.
Marcos Correa
En 1990 se organizó un Encuentro Internacional de Estudiantes de Escuelas de Diseño en Chillán. En la fiesta de clausura del evento se instaló un escenario donde tocaron varias bandas universitarias. A Pablo se le ocurrió hacer correr la voz que en la Escuela de Diseño del IPS tenían una banda, cosa que no era cierta. Junto a Marco y Christian Soto subieron al escenario y comenzaron a improvisar libremente. La primera canción, luego bautizada como “Ni yo mismo sé cómo se llama», fue escuchada con respeto. Para cuando comenzaron «Ni yo mismo sé cómo se llama II» los abuchearon y bajaron.
“Digamos que esto nos sirvió para comenzar a pensar en armar algo que nos permitiera expresarnos con el sonido, musicalmente o no”, recuerda Pablo.
Y ese fue el inicio de lo que luego sería Minimal Technology, colectivo artístico transmedial que dejó huella con música e instalaciones de arte visual. El proyecto tomó forma tiempo después, motivados por un aviso que encontraron en la revista “Facetas”, donde el sello japonés Dinn International buscaba maquetas y demos de grupos de todo el mundo para armar una compilación musical. Entonces construyeron una mediagua como sala de ensayo y se encerraron a componer y grabar.
“Fue un tiempo tremendamente enriquecedor impulsado por lo que significa también tener 20 años y con esa sed y hambre por intentar de alguna manera hacer circular la voz y la expresión que configuramos. Las sesiones eran pura improvisación y experimentación con equipamiento electrónico, en ese sentido se puede decir que todos en el trío teníamos un interés por la tecnología. Los mass media y la electrónica le dieron forma a nuestro trabajo”, explica Castro.
Su trabajo ha sido calificado como experimental, electro acústico, techno & neo-brutalista y la pista más reconocida, Power On, los ubicó inmediatamente entre los más radicales pioneros del sonido y la composición electrónica en Chile en esos años.
-Pablo ¿qué lugar ocupa Marcos en la escena del arte nacional?
-Marcos era parte de este trío. Nosotros no pretendimos ni nos proyectamos para formar parte de cierta historia del arte o de algún recuento musical de la década. Con el tiempo sí puedo darme cuenta que ocupamos un espacio que estaba ahí vacante, el de comenzar a manipular la electrónica para hacer ruido y componer con eso piezas sonoras. Hay una deuda que saldar en que se ubique a Minimal Technology en la trayectoria que tomó el arte local desde principios de los 90. Sin estudios formales de artes plásticas, nos aventuramos en este tipo de creación por curiosidad y sobre todo interés. Fuimos alumnos de Néstor Olhagaray y desde su cátedra orientamos nuestros intereses para explorar sobre la creación artística mundial.
-¿Qué aprendiste de Marcos en estos años?
-Lo más importante que puedo conservar después de haber compartido el entorno de creación con él, es el haber trabajado de manera comunitaria y horizontal sin definir direcciones ni metas pre establecidas.
Disco de Minimal Technology
-¿Cuál fue el trabajo o creación que más destacas de Marcos?
-Marcos era un virtuoso dibujando. Sorprendente hombre del gesto. Debo destacar eso si la participación que tuvo en cada momento con Minimal Technology, interpretando instrumentos electrónicos y nutriendo los impulsos al momento de crear. Ya bien crecidos tuvimos la fortuna de participar de una residencia creativa en la Casa Poli, en Coliumo. Nos encerramos dos semanas en ese hábitat agreste al filo de un acantilado. De esas jornadas logramos todas las composiciones para 8.8, el disco que publicamos como producto editorial de nuestra exploración artística que lleva el mismo título: 8.8.
Este proyecto de arte transmedial desarrollado por Minimal Technology está basado en el terremoto del sábado 27 de febrero de 2010, movimiento que fracturó miles de pantallas electrónicas en casas y departamentos, en un mismo momento. Este hecho pareciera configurar una metáfora en que la naturaleza misma anula su vocación medial, para lo que ese televisor fue construido. Si en el Land Art es el hombre quien interviene la naturaleza con los mismos elementos de ella, en este caso el gesto es el contrario: es la naturaleza la que interviene este objeto icónico de lo contemporáneo: la pantalla.
La obra fue exhibida en 2017 y fue parte de una exploración artística que se despliega en múltiples soportes y lenguajes y que comprometió 3 distintos emplazamientos interconectados vía Internet: Réplica I en el Museo Nacional de Bellas Artes, Réplica II en el Centro Nacional de Arte Contemporáneo Cerrillos y la instalación 8.8 en Galería Metropolitana, dónde se completa la propuesta con el lanzamiento de una publicación y un disco de vinilo.
8.8 es, finalmente, un ejercicio reflexivo acerca de las relaciones entre los fenómenos telúricos de la naturaleza y sus repercusiones simbólicas, tecnológicas, económicas, políticas y sociales.
Instalación 8.8
Marcos también concretó otros proyectos, siempre vinculados al arte o la comunicación con las audiencias, como ALT164, un estudio de diseño y comunicación enfocados en entregar soluciones estratégicas sin límite de posibilidades; y el portal cultural www.estoy.cl , junto a Taty Mella, su esposa; todo lo cual le permitió estar en contacto con muchas personas de variadas áreas de las artes.
Su nombre resuena no solo en lo relacionado con el diseño o la experimentación musical, sino también en la pasión por los contenidos culturales, ya que con estos proyectos empujó con mucha energía e interés no solo su creación, sino que la de muchas otras personas.
“Jugamos a la pelota, viajamos, pernoctamos, compartimos ideas, penas, alegrías, amores. Bebimos, alucinamos, caminamos kilómetros y nos mojamos con la lluvia. Hicimos arte, música. La voz de Marcos se expandió por tantas partes. Recuerdo la primera vez que vi a Marcos. Nunca olvidaré la última vez que vi a Marcos”, recuerda Pablo Castro sobre su amigo Marcos Correa; un gran experimentador del arte.
Christian Soto, Marcos Correa y Pablo Castro