Acercar la ciencia desde los primeros años de vida a través del juego y la sorpresa, es el principal objetivo educativo de “Yo Exploro”, la sala que estrenó el viernes 4 de marzo el Museo Interactivo Mirador (MIM) destinada a niños y niñas de 2 a 6 años de edad.
La inauguración de esta exhibición coincidió con el inicio del año escolar, como un entretenido espacio de aprendizaje para que miles de niños y niñas de educación parvularia puedan disfrutar de los 16 módulos interactivos que se centran en la experiencia emocional y sensorial de distintos fenómenos científicos.
La nueva sala “Yo Exploro”, que además se abrió el mismo día en que el museo cumple 22 años de existencia, tiene 273 metros cuadrados, y tanto su contenido como diseño museográfico, responde a las características específicas de este grupo etáreo, además de cumplir con los estándares de inclusividad definidos por Senadis.
La nueva sala del MIM invita también a la participación de familiares y educadores, para que puedan acompañar la interacción de niños y niñas, conversando y preguntando acerca de la experiencia que allí están viviendo.
“Yo Exploro” está dividida en dos ámbitos: el cuerpo y el entorno. Al inicio del recorrido podrán conocer su propio cuerpo y sus capacidades para explorar e intervenir el entorno. Experimentarán a través de los distintos sentidos, conceptos relacionados con texturas, sonidos, olores, movimiento, sensación de equilibrio, caída o esfuerzo.
Aquí se encontrarán con “Escucha tu cuerpo”, en que mediante un objeto que simula una oreja escucharán los distintos sonidos del cuerpo; o entrar a una habitación donde podrán jugar con su sombra, solo que en este caso no es negra si no que de múltiples colores.
El segundo ámbito invita a explorar algunos fenómenos físicos y a utilizar distintos mecanismos, de manera que podrán construir caminos y otras estructuras, experimentar con el aire, el viento y la luz, utilizar engranajes y explorar la gravedad.
Por ejemplo, en “Laberinto de viento” deberán tomar un pañuelo y soltarlo dentro de una maraña de cañerías que expulsan aire, para ver qué sucede con el recorrido de este objeto y cómo cae al suelo; o armar melodías con sus pies al caminar sobre un piano gigante.