






Llegaron más de 1.000 propuestas de nombres con su justificación, las que tras una selección conformárán un calendario que haga sentido desde Chile y el hemisferio sur.
A principios de octubre el Museo Interactivo de la Astronomía, espacio hermano del mim, lanzó una convocatoria para nombrar o renombrar a las lunas llenas que nos maravillan durante el año, con el objetivo de otorgarles un relato que haga más sentido con nuestra identidad desde el hemisferio sur, para de esta manera permear en la ciudadanía, medios de comunicación, establecimientos educacionales, organizaciones y comunidades.
Esto, porque el calendario lunar que manejamos desde esta parte del planeta proviene desde historias, costumbres y fenómenos que ocurren en el norte. De acuerdo con la NASA, a partir de 1930 se comenzó a dar nombres a las lunas llenas de cada mes, asociados a relatos de la cultura popular de pueblos originarios de América del Norte. Con el tiempo se hicieron conocidos y a la fecha siguen siendo utilizados, incluso en el hemisferio sur, aunque aquí poco tienen que ver con nuestra realidad.
Por esta razón es muy común escuchar, por ejemplo, “Luna de las Flores” en pleno mayo, siendo que aquí en esa fecha atravesamos el otoño, o “Luna de Nieve”, como una forma de nombrar a la luna llena que vemos en febrero, debido a que en el hemisferio norte se está en pleno invierno.
Gracias a la convocatoria del museo, llegaron más de 1.000 propuestas de nombres con su justificación, las que fueron revisadas por un comité de profesionales del área de Contenidos del Museo Interactivo Mirador, quienes eligieron los conceptos ganadores que pasarán aforar el primer calendario lunar desarrollado en el hemisferio sur, con propuestas que están relacionadas a nuestras costumbres, identidad o actividades propias de cada temporada, otorgándoles un sentido desde esta parte del planeta.
Por ejemplo, la luna de enero ahora es la Luna de Maqui, porque en pleno verano los frutos del maqui están maduros, y sus bayas oscuras abundan en los bosques del sur y la zona centro-sur de Chile; o la Luna de los Picaflores, en junio, porque en esta época estas aves migran hacia la zona central desde el sur de Chile, buscando flores invernales y temperaturas más benignas.
Con estos nombres se desarrollará un calendario con la esperanza que pueda ser compartido y masificado en Chile y el continente, invitando a artistas y diseñadores a ilustrar e interpretar estas lunas con su nuevo nombre.